SAN MARINO "LA PEOR DEL MUNDO" (TeleCarlos)
SI LA PRIMERA impresión es la que cuenta, la primera impresión es que no hay forma de que en San Marino se juegue al fútbol.
A medida que uno se adentra en este pequeño país rocoso metido en pleno territorio italiano, el paisaje irregular, digno de algún relato de Tolkien, provee una aproximación primaria de lo imposible que puede ser armar un picadito en esta diminuta república. Con rutas serpenteantes que suben en espiral rumbo al monte Titano, bosques que crecen sobre un terreno naturalmente escarpado, es muy difícil dar más de tres pasos sin encontrarse yendo en subida o en bajada.
Aquí, por si cabe aclararlo, no se ven chicos jugando a la pelota en la puerta de sus casas ni tampoco hay campos municipales donde poder hacerlo. Tampoco se lo ve pasar a Kaká atado a cuatro pibes por la calle, como en la propaganda de Adidas. En realidad hay pocas calles en el sentido estricto de la palabra. Lo que más se ven son rutas. Que haya una selección de fútbol, en este contexto topográfico desfavorable, es un hecho que de por sí debería celebrarse.
Si a esto se le agrega que el país no llega ni a tener la mitad de habitantes del barrio de La Boca, aquella primera sensación se magnifica. Y el resultado es lógico: San Marino ocupa el último lugar del ranking de la FIFA, alineado a Guam, Islas Cook, Monserrat o Papúa Nueva Guinea, hoy los peores equipos del mundo.
La selección comenzó a competir oficialmente hace 18 años. Desde entonces, acumula un récord de 82 PJ: ninguno ganado, dos empatados y 80 perdidos, 12 goles a favor y 360 en contra. El resultado más repetido es el 4-0 (12 veces), seguido del 5-0 (11), 3-0 (10), 6-0 y 7-0 (8). Goleadas y anécdotas que quedarán reflejadas en este día que los protagonistas aceptan pasar junto a El Gráfico, con ganas de contar la verdadera realidad del fútbol nacional.
TIC-TAC, PRIMEROS APUNTES
Son cerca de las 8 de la mañana cuando el primer micro del día parte rumbo a San Marino desde Rimini, Italia. El boleto al corazón de la última selección del ránking cuesta 5,60 euros. “Sólo ida”, ladra la vendedora. Y razón no le falta. Ir a San Marino es un viaje de ida.
Una de las primeras cosas que se ve es el estadio de Serravalle, capacidad para 7 mil espectadores, o sea, para un cuarto de la población. Los micros que llegan diariamente están repletos de turistas y de trabajadoras –la mayoría de ellas son rusas– que viajan para atender en los negocios que venden tax-free. El turismo es la principal industria del país, algo que enorgullece a cualquier sanmarinense. ¿Y el fútbol?
“El fútbol para nosotros también es un gran motivo de orgullo. Es cierto que los resultados no nos acompañan, pero que estemos compitiendo es de por sí un hito que merece ser festejado. Nadie se avergüenza por perder. Si a veces, directamente tenemos que hacer saltos mortales para poder juntar once jugadores”, explica Giorgio Leoni, manager general de la selección, mientras se baja de un Alfa Romeo que huele a tabaco y estaciona frente a una casa contra la ruta, al lado de una carpintería. Se ve una escalera de madera con una baranda roída, un buzón rojo y un pequeño cartel celeste que sólo se divisa de cerca. Esta es la sede de la asociación de fútbol, la FSGC.
En los dos pisos parece no haber lugar para guardar una cantidad increíble de copas, trofeos, banderines y medallas. De más está aclararlo, son todas cosas conmemorativas.
9.30 AM, EL BANCO Y LA FIFA
“Sobre unos 21 mil ciudadanos, tenemos unos 1500 que juegan al fútbol, incluyendo a chicos y a mujeres. En total, en 17 años de seleccionado, no debemos haber tenido más de 100 convocados”, refleja Leoni. En un ratito de charla, ya explicó el tejido del fútbol en la república: una liga amateur que tiene muchos extranjeros (cobran un viático), una selección que intenta entrenar una vez por semana y que no juega un partido oficial desde hace siete meses. “Para nosotros es muy díficil armar partidos. El problema es que nuestros jugadores son amateurs y cada uno o trabaja o estudia. El año pasado, para el último partido, tuve una discusión muy fuerte con el gerente de un banco. Es que no me quería dar a uno de los empleados para ir a jugar un partido. Al final, me dijo que lo hacía como excepción”. Para los cajeros de banco, por si hace falta aclararlo, no se aplica la regla FIFA de los cinco días antes.
Casi todos los miembros del plantel trabajan en el país. Leoni, primer DT del equipo, saca unas carpetas y empieza a cantar como si estuviera en la lotería: “Valentini, empleado en una fábrica; Vanucci, gimnasio; Albani, empleado de fábrica; Della Valle, diseño de cerámicas; Bacciocchi, instituto de seguridad social; Marani, obrero del estado...”. Los nombres que se suceden son los de los titulares del seleccionado.
“Igualmente nuestro técnico está haciendo un muy buen trabajo. De esto ya podrá hablar con él personalmente. Lo cité para esta tarde, cuando termine el trabajo de hoy”. Se le sugiere si no sería mejor ir a buscarlo directamente al entrenamiento. “No, no, cuando digo en el trabajo, me refiero a su trabajo. El da clases en una escuela. Cuando salga de trabajar, viene para acá”, aclara.
Leoni tiene todo organizado en carpetas. Allí, con interés, muestra resultados en diversas competencias. Se ven puras goleadas. “¿Ve? Esta columnita de acá es para los autores de nuestros goles. Como ve, tenemos pocos goles convertidos”. La mayoría de las filas están en blanco. En los primeros 38 partidos, la selección hizo cinco goles. Uno de ellos, en noviembre de 1993, fue el de Gualtieri a Inglaterra.
11.00 AM, EL GOL MAS FAMOSO
Davide Gualtieri tiene un negocio de computadoras en el distrito de Borgo. No tiene aires de estrella futbolística, pero en realidad lo es. Su gol entró en la historia por dos motivos: la FIFA lo reconoce como el más rápido señalado en la historia de los Mundiales, contando a las Eliminatorias como parte integrante de las Copas del Mundo, y porque con ese gol, los ingleses quedaron fuera del Mundial 94.
“Fue a los 8,3 segundos. Sacamos del medio, la tocaron entre dos compañeros y la pelota le quedó a Stuart Pearce. Yo por algún motivo seguí corriendo, aunque parecía perdida. Cuando él dio el pase atrás, la pelota quedó corta y llegué a pellizcarla”. Luego del shock, los ingleses encauzaron el partido. Pero tenían que ganar por siete goles de diferencia. “Nos ganaron 7 a 1. Pero el séptimo lo hicieron sobre la hora. Holanda se clasificó gracias a nosotros y el DT de Inglaterra renunció ese mismo día”, dice Gualtieri, quien muestra los cuadros enmarcados de los diarios ingleses del día después y la camiseta que le cambió al propio Pearce. “Fue mi único gol en la selección. El día siguiente fue un día normal. Yo trabajaba en una oficina y ni el día libre me dieron. Pero a mi hermano, cuando visitó Escocia, lo llevaban en andas agradeciéndole mi gol contra los ingleses”.
“Hacía mucho que no me venía a ver ningún periodista. Los últimos fueron unos japoneses. Ya me estaba preocupando”, bromea Davide Gualtieri. Su gol aún es un hit en YouTube. En el almuerzo también recuerda una anécdota. “Dos defensores nuestros intentaron ir a chocar a Les Ferdinand en un córner y rebotaron como contra una pared. ‘Así no, más fuerte, más fuerte’, les gritaba Ferdinand, y les mostraba los abdominales mientas gruñía como un perro. Jugando contra ese tipo de jugadores, la diferencia física es terrible”. De vuelta al auto, Gualtieri saluda a un hombre que vende artículos de cuero en un puesto cerca del centro histórico. “Es el presidente de uno de los clubes más grandes de acá”, apunta, mientras el tipo trata de sacar un buen precio por esa billetera marrón ante la desconfianza de unos turistas japoneses.
Mientras Gualtieri camina por la calle, la gente lo saluda cada 30 segundos. ¿Todo esto es por el gol? “No, no, ese era mi tío. Y anteriormente, mi papá y unos amigos. Acá nos conocemos todos”, explica. “Jugar en la selección es algo muy lindo. Lo único que me preocupa es que parecería que a los chicos de ahora les da lo mismo. A nosotros, cuando nos metían el cuarto gol, empezábamos a jugar más fuerte, como para mostrar presencia. Hoy parecería que no. Nos faltaría tener algún jugador como Bonini”.
12.45 PM, LA LEYENDA DEL MEDIO
Bonini es Massimo Bonini, el que en la Juventus de Trapattoni, corría por él y por todos los demás. Levantó la Copa de Europa, la Intercontinental contra Argentinos y muchos títulos locales. También es el mismo que capitaneaba esta selección que perdía partidos por 10-0. ¿Cómo lograr aceptar semejante dualidad? “En realidad era muy fácil. En la Juve uno se acostumbra a ganar, es lo único que sirve. Pero con San Marino, para mí significaba ir a jugar con los chicos de la cuadra, con la gente con la que me había criado, con mis amigos de toda la vida. Y vivimos cosas maravillosas, como el primer empate, ante Turquía, 0-0 en las eliminatorias del 93. ¡Qué recuerdo! Esa noche hicimos una fiesta, nos estampamos unas remeras con la leyenda ‘0-0, yo estuve ahí’. Se vivieron cosas muy emotivas, como puede ser ir a jugar a Wembley lleno, o enfrentarnos a jugadores como Stoitchkov, Platt o Gullit”, detalla.
Como explica Bonini, uno de los motivos de orgullo de San Marino radica en la pertenencia. “Si vamos a pensar que tenemos que ganar porque en el fútbol se juega para ganar, entonces no tendría sentido presentarse. Es una cuestión de números. Nosotros somos 30 mil, los otros, 60 millones. Pero lo que hacemos es jugar con corrección y con dignidad. El fútbol fue fundamental para el desarrollo turístico de nuestro país. Esto es innegable”, explica.
1.30 PM, AGENCIA DE VIAJES
Hablando de turismo, Pierluigi Benedettini tiene una agencia de viajes. La selección muchas veces organiza las cosas con él. Anteriormente, en pleno proceso de organización durante los 90, se llegaron a hacer algunos viajes muy buenos para el team spirit pero letales para las nalgas. Por ejemplo, ida y vuelta a Belgrado en micro. En la agencia de viajes de Benedettini hay una foto encuadrada. Un arquero volando que le ataja un penal a David Platt. El estadio es Wembley. El arquero es él.
“Cada uno de nosotros tiene alguna linda historia para contar de nuestra experiencia en San Marino. No es que sean todas malas, como puede parecer para quien sólo sigue el resultado. Yo puedo contar que le atajé un penal a Platt en Wembley”, dice. El partido estaba 6-0, pero eso importa poco. Benedettini es el mejor arquero de la historia de San Marino. ¿Tenía que ir al psicólogo después de cada partido? “No, no, nada de eso. De hecho, ir al arco es lo mejor que te puede pasar en San Marino. Te pelotean todo el partido y podés hacer buenas atajadas. Y por otro lado, no me gustaría estar en lugar de los defensores, que realmente tienen que sufrir el tema físico y de la marca. Para un arquero es más sencillo”, cuenta. Y como si hubiera que refrendar, entrega un dato revelador: “En las eliminatorias del Mundial 94, La Gazzetta dello Sport me incluyó en el equipo titular con los mejores puntajes, con Matthäus, Boksic y Cantona. Esa es otra de las ventajas. Te pueden hacer muchos goles pero tenés tanto trabajo que nunca bajás de 7 puntos”.
2.45 PM, CHARLA TECNICA
Los chicos de la selección Sub 17 comienzan a llegar a la cancha en Murata. Es de un césped artificial que parece verdadero, con tecnología de punta que costó cerca de 1 millón de euros. Es que como si fuera poco, cuando llega el invierno, la nieve destruye cualquier campo. Aquí en Murata también están construyendo la nueva sede la FSGC. Benito Ballato, que supervisa los trabajos, muestra encantado un moderno bloque que parece destinado a terminar fotografiado en los libros de arquitectura. El dinero que proviene de la FIFA, si bien no alcanza como para profesionalizar la liga, al menos sirve para poder hacer algunas de estas obras. Los chicos de la Sub 17 van llegando de a poco, casi todos en diversas motitos. Aquí el PBI per cápita está entre los más altos de Europa. “En los años 50, cuando muchos ciudadanos partieron hacia Argentina, aquí éramos muy pobres. Hoy, la situación es muy distinta. Cualquier familia ya tiene departamentos libres para sus hijos, sus nietos y sus bisnietos”, explica Ballato. Hay casi 10 mil departamentos vacíos, equivalentes a un tercio de la población de la república. Junto a una de las grúas que realizan los trabajos pesados de la construcción, aparece un hombre con casco amarillo y un gigantesco control desde el que mueve al monstruo mecánico. Se llama Mohammed. Quizás este operario sería titular en la selección mayor, si no fuera porque no tiene el pasaporte. "Llegué a jugar en San Marino B, que es la selección para jugadores que nunca fueron profesionales. Pero hasta allí puedo llegar", dice. Sabe que ni siquiera siendo residente tiene posibilidades de lograr la ciudadanía.
En un vestuario improvisado, a los chicos se les da una charla de motivación. “Nosotros tenemos que prepararnos y estar listos para hacer grandes partidos. Podremos perder pero nuestro plan tiene que ser mejorar en cada partido, porque en algún momento, y ya se vio, va a haber posibilidades de tener un buen resultado”, dice el técnico, sin levantar la voz. No hay arengas. No hacen falta. Es sólo un entrenamiento. Lo que sorprende es la profecía de Benedettini, sobre las “ventajas” de ser arquero en la selección más débil de Europa. En esta preselección hay como 6 números uno. Y uno que patea los tiros libres a lo Chilavert. El nivel técnico que se ve es más que aceptable. “Nuestro problema está en la parte física”, cuenta Matteo Valli, 20 años, volante ofensivo del Cesena que viene recuperándose de doble rotura de ligamentos cruzados en la rodilla. “Durante buena parte de un partido podemos hacer fuerza, pero después la energía se nos va y ahí puede venir la goleada que no queremos”, explica el juvenil. Del otro lado del alambrado, el Chila de rulitos la sigue clavando en todos los ángulos.
3.30 PM, UN DT CON CARISMA
Giampaolo Mazza es el entrenador activo de más duración en una selección europea. Se hizo cargo de San Marino en 1998 y, luego de 10 años de gestión, acumula un récord de 51 partidos jugados. Sin contar amistosos, empató uno y perdió el resto. Pero Mazza es el DT que una selección como la de San Marino necesita: simpático, locuaz, entrador, y que rápidamente deja claro que su tarea es la de desdramatizar. “Ganar no es un objetivo inmediato. Para nosotros, un resultado aceptable es hacer un gol, porque siempre es motivo de orgullo. Quizás perder, 2-1, 3-1, 4-1. Lo que no queremos acá son las goleadas. Uno de nuestros problemas contra los equipos desarrollados es el físico. Llega un momento en que no nos da. Otro problema es la desconcentración, más allá del resultado. Desconectarse quizás nos signifique sufrir cinco goles en cinco minutos”.
Mazza se interesa por saber si en la Argentina no habrá algún descendiente de sanmarinense que pueda reforzar el equipo. Mientras tanto, se arregla con lo que tiene, ya que las leyes no permiten nacionalización de ningún extranjero no descendiente. “Ojo, que nosotros cada vez estamos teniendo más tiempo al rival dentro del partido. Ya tengo como 10 partidos perdidos por un solo gol. Y muchas veces terminamos el primer tiempo 0-0. Pero debemos ser realistas y preparar a los jugadores para los momentos difíciles, que en nuestro caso es cuando estamos 5, 6 o 7 a 0”.
Y cuenta el ejemplo de la peor goleada. “Contra Alemania, 13-0, el partido no se terminaba nunca. Para ellos era el primer partido luego de perder el Mundial en casa… y creo que pensaban que estaban jugando contra Italia, que los había eliminado. Nos pasaron por arriba”.
Mazza, que ni siquiera cobra por su tarea, no se preocupa por el ránking ni tampoco pierde la motivación. “En este trabajo se viven cosas muy lindas, y por otra parte, nada me quita la satisfacción de saber que soy el técnico de la selección de mi país. Lo del ranking es circunstancial, nosotros llegamos a estar en el puesto 120. En realidad, la FIFA cambió la forma de confeccionarlo y ahora sólo por jugar contra los equipos mejor ubicados, se reciben muchos puntos”.
Con una sonrisa, Mazza desnuda que su país es víctima de un complot futbolero. “Primero, nos sacaron la regla del pase al arquero. Después, pusieron la ley del último recurso. Luego, la de los seis segundos. Y también la del offside pasivo. Antes podíamos jugar al achique. Ahora sería suicida. Todas las decisiones que toman son para que haya más goles. Y todos los goles los sufrimos nosotros”.
La curiosidad por entender su trabajo no proviene sólo de la prensa extranjera. “En los congresos de técnicos, me llevé grandes sorpresas al conocer a los grandes entrenadores del mundo. Conozco a Lippi, Eriksson, Trapattoni, Van Gaal, Camacho, Aragonés... Generalmente son ellos quienes se presentan y que tienen mucho interés por que les cuente cómo se hace para salir a la cancha con tan pocas perspectivas de triunfo”. La única victoria de San Marino fue en un amistoso contra Liechtenstein en 2004. El gol lo hizo Andy Selva.
4.30 PM, EL PROFESIONAL
Goleador histórico de la selección y único profesional del plantel, Selva juega en el Sassuolo de la Serie B italiana. “Quizás soy el único que entiende realmente el sacrificio de mis compañeros. Mientras voy a entrenar desde mi casa, ellos tienen que hacerlo después de tener un largo día de trabajo porque no tienen la suerte de que les paguen por jugar. E igual se matan. A nivel grupal, creo que estamos cerca de poder lograr un empate en algún partido de esta campaña de eliminatorias. Ya estuvimos muy cerca, contra Irlanda, si no fuera porque también los árbitros a veces se aprovechan de nosotros. Habíamos empatado faltando cuatro minutos, dieron el descuento y después hicieron jugar casi 30 segundos más hasta que nos metieron el 2-1. A nivel personal, para mí es un motivo de orgullo haber llegado a hacer siete goles a nivel de selección mayor”, cuenta. “Una de las cosas más lindas que tiene esta selección es que cuando sale a jugar de visitante, es muy respetada por el público y los jugadores rivales. En Alemania, Inglaterra o República Checa nos aplaudieron mucho. Eso nos da ganas de seguir adelante”.
5 PM, SE ME PERDIO UN JUGADORDe manera risueña y sin intenciones bélicas, hay varios grupos creados por los usuarios del sitio facebook que promueven juntar cierta cantidad de gente –algunos quieren 5 mil; otros se conforman con 300, como en la película– para invadir San Marino. Lo que quizás no sepan es que las Fuerzas Armadas de Italia entrarían inmediatamente en acción para responder ante un eventual ataque a la vecina república. A la defensa de la selección de San Marino, en cambio, no la ayuda ningún italiano cada vez que la atacan. Lo bien que vendría un Cannavaro, un Materazzi, cuanto menos un Vierchowod, retirado y todo. Sin embargo, no está la chance de nacionalizar a nadie, porque la ciudadanía sanmarinense es una de las cosas más difíciles de conseguir. “Tranquilamente podríamos agarrar cinco o seis jugadores de Serie B en Italia y con eso tendríamos un equipo mucho más competitivo, como hacen todos los demás. Pero acá la ciudadanía es un tema sagrado y es un motivo de orgullo también para nosotros. Somos los que somos y vamos a jugar contra las otras selecciones siendo los que somos”, dice Mazza.
Como los sanmarinenses no pagan impuestos, muchos pueden obtener la residencia, pero transformarse en ciudadanos puede ser un trámite de 50 años, y a veces, ni eso. No basta ni casarse con un ciudadano ni ser residente una cierta cantidad de tiempo. “No sólo no nos sobran los jugadores –cuenta Leoni–, sino que encima perdimos a uno de los que teníamos. Es increíble. Un chico que era realmente talentoso, de apellido Palazzi, tenía doble ciudadanía, con la italiana. A los 18 años tenía que confirmar la ciudadanía sanmarinense, pero se olvidó de mandar la carta. Increíble. Ahora, su caso está en estudio en el parlamento, pero aquí las instituciones se toman su tiempo en evaluar bien algo así. No hay atajos ni conocidos para apurar el trámite”. ¿Cuánto puede llegar a ser mucho tiempo? Responde Mazza. “No sabemos, quizás logre que le den el pasaporte para el 2020”.
Antes de partir, se confirma que Manuel Marani, el segunda punta del equipo, no llega a tiempo para la entrevista. Marani, como casi todos los compañeros del equipo, está en su trabajo. Quizás lo veamos en el camino de vuelta a Italia. “El trabaja haciendo tareas de mantenimiento en la vía pública, como repavimentación y bacheo. Pero tenemos una ventaja. A los jugadores que trabajan para el estado, nos los dan cinco días antes de los partidos”, se sincera Leoni.
6.15 PM, VIDEOS Y DESPEDIDA
El último micro del día rumbo a Italia vuelve a estar lleno de los turistas que fueron a comprar y de las rusas que fueron a venderles. El día llegó a su fin. El viaje de vuelta sirve para hojear el fixture de las próximas eliminatorias al Mundial de Sudáfrica. Los muchachos de San Marino comienzan el 10 de septiembre contra Polonia, por el Grupo C, que también integran República Checa, Eslovaquia, Eslovenia e Irlanda del Norte. Arrancarán sin hacer amistosos previos. Mazza contó que todavía estaban esperando que los videos del rival lleguen desde la Federación Polaca. ¿No es un poco utópico pedirles eso a los rivales? Su respuesta, sonriente pero sin bromear, fue clara: “No, si somos San Marino. En lo posible nos dan una mano, si total saben que perdemos siempre. Aunque para algunos rivales, no golearnos también puede ser un papelón”.
Pero al menos, en competencia y aunque se coman algunas goleadas, ya no serán los últimos del ranking de la FIFA. Hasta las más grandes derrotas conllevan pequeñas satisfacciones. Y en esa búsqueda por sonreír a pesar de todo, a la selección de San Marino no le gana nadie.
A medida que uno se adentra en este pequeño país rocoso metido en pleno territorio italiano, el paisaje irregular, digno de algún relato de Tolkien, provee una aproximación primaria de lo imposible que puede ser armar un picadito en esta diminuta república. Con rutas serpenteantes que suben en espiral rumbo al monte Titano, bosques que crecen sobre un terreno naturalmente escarpado, es muy difícil dar más de tres pasos sin encontrarse yendo en subida o en bajada.
Aquí, por si cabe aclararlo, no se ven chicos jugando a la pelota en la puerta de sus casas ni tampoco hay campos municipales donde poder hacerlo. Tampoco se lo ve pasar a Kaká atado a cuatro pibes por la calle, como en la propaganda de Adidas. En realidad hay pocas calles en el sentido estricto de la palabra. Lo que más se ven son rutas. Que haya una selección de fútbol, en este contexto topográfico desfavorable, es un hecho que de por sí debería celebrarse.
Si a esto se le agrega que el país no llega ni a tener la mitad de habitantes del barrio de La Boca, aquella primera sensación se magnifica. Y el resultado es lógico: San Marino ocupa el último lugar del ranking de la FIFA, alineado a Guam, Islas Cook, Monserrat o Papúa Nueva Guinea, hoy los peores equipos del mundo.
La selección comenzó a competir oficialmente hace 18 años. Desde entonces, acumula un récord de 82 PJ: ninguno ganado, dos empatados y 80 perdidos, 12 goles a favor y 360 en contra. El resultado más repetido es el 4-0 (12 veces), seguido del 5-0 (11), 3-0 (10), 6-0 y 7-0 (8). Goleadas y anécdotas que quedarán reflejadas en este día que los protagonistas aceptan pasar junto a El Gráfico, con ganas de contar la verdadera realidad del fútbol nacional.
TIC-TAC, PRIMEROS APUNTES
Son cerca de las 8 de la mañana cuando el primer micro del día parte rumbo a San Marino desde Rimini, Italia. El boleto al corazón de la última selección del ránking cuesta 5,60 euros. “Sólo ida”, ladra la vendedora. Y razón no le falta. Ir a San Marino es un viaje de ida.
Una de las primeras cosas que se ve es el estadio de Serravalle, capacidad para 7 mil espectadores, o sea, para un cuarto de la población. Los micros que llegan diariamente están repletos de turistas y de trabajadoras –la mayoría de ellas son rusas– que viajan para atender en los negocios que venden tax-free. El turismo es la principal industria del país, algo que enorgullece a cualquier sanmarinense. ¿Y el fútbol?
“El fútbol para nosotros también es un gran motivo de orgullo. Es cierto que los resultados no nos acompañan, pero que estemos compitiendo es de por sí un hito que merece ser festejado. Nadie se avergüenza por perder. Si a veces, directamente tenemos que hacer saltos mortales para poder juntar once jugadores”, explica Giorgio Leoni, manager general de la selección, mientras se baja de un Alfa Romeo que huele a tabaco y estaciona frente a una casa contra la ruta, al lado de una carpintería. Se ve una escalera de madera con una baranda roída, un buzón rojo y un pequeño cartel celeste que sólo se divisa de cerca. Esta es la sede de la asociación de fútbol, la FSGC.
En los dos pisos parece no haber lugar para guardar una cantidad increíble de copas, trofeos, banderines y medallas. De más está aclararlo, son todas cosas conmemorativas.
9.30 AM, EL BANCO Y LA FIFA
“Sobre unos 21 mil ciudadanos, tenemos unos 1500 que juegan al fútbol, incluyendo a chicos y a mujeres. En total, en 17 años de seleccionado, no debemos haber tenido más de 100 convocados”, refleja Leoni. En un ratito de charla, ya explicó el tejido del fútbol en la república: una liga amateur que tiene muchos extranjeros (cobran un viático), una selección que intenta entrenar una vez por semana y que no juega un partido oficial desde hace siete meses. “Para nosotros es muy díficil armar partidos. El problema es que nuestros jugadores son amateurs y cada uno o trabaja o estudia. El año pasado, para el último partido, tuve una discusión muy fuerte con el gerente de un banco. Es que no me quería dar a uno de los empleados para ir a jugar un partido. Al final, me dijo que lo hacía como excepción”. Para los cajeros de banco, por si hace falta aclararlo, no se aplica la regla FIFA de los cinco días antes.
Casi todos los miembros del plantel trabajan en el país. Leoni, primer DT del equipo, saca unas carpetas y empieza a cantar como si estuviera en la lotería: “Valentini, empleado en una fábrica; Vanucci, gimnasio; Albani, empleado de fábrica; Della Valle, diseño de cerámicas; Bacciocchi, instituto de seguridad social; Marani, obrero del estado...”. Los nombres que se suceden son los de los titulares del seleccionado.
“Igualmente nuestro técnico está haciendo un muy buen trabajo. De esto ya podrá hablar con él personalmente. Lo cité para esta tarde, cuando termine el trabajo de hoy”. Se le sugiere si no sería mejor ir a buscarlo directamente al entrenamiento. “No, no, cuando digo en el trabajo, me refiero a su trabajo. El da clases en una escuela. Cuando salga de trabajar, viene para acá”, aclara.
Leoni tiene todo organizado en carpetas. Allí, con interés, muestra resultados en diversas competencias. Se ven puras goleadas. “¿Ve? Esta columnita de acá es para los autores de nuestros goles. Como ve, tenemos pocos goles convertidos”. La mayoría de las filas están en blanco. En los primeros 38 partidos, la selección hizo cinco goles. Uno de ellos, en noviembre de 1993, fue el de Gualtieri a Inglaterra.
11.00 AM, EL GOL MAS FAMOSO
Davide Gualtieri tiene un negocio de computadoras en el distrito de Borgo. No tiene aires de estrella futbolística, pero en realidad lo es. Su gol entró en la historia por dos motivos: la FIFA lo reconoce como el más rápido señalado en la historia de los Mundiales, contando a las Eliminatorias como parte integrante de las Copas del Mundo, y porque con ese gol, los ingleses quedaron fuera del Mundial 94.
“Fue a los 8,3 segundos. Sacamos del medio, la tocaron entre dos compañeros y la pelota le quedó a Stuart Pearce. Yo por algún motivo seguí corriendo, aunque parecía perdida. Cuando él dio el pase atrás, la pelota quedó corta y llegué a pellizcarla”. Luego del shock, los ingleses encauzaron el partido. Pero tenían que ganar por siete goles de diferencia. “Nos ganaron 7 a 1. Pero el séptimo lo hicieron sobre la hora. Holanda se clasificó gracias a nosotros y el DT de Inglaterra renunció ese mismo día”, dice Gualtieri, quien muestra los cuadros enmarcados de los diarios ingleses del día después y la camiseta que le cambió al propio Pearce. “Fue mi único gol en la selección. El día siguiente fue un día normal. Yo trabajaba en una oficina y ni el día libre me dieron. Pero a mi hermano, cuando visitó Escocia, lo llevaban en andas agradeciéndole mi gol contra los ingleses”.
“Hacía mucho que no me venía a ver ningún periodista. Los últimos fueron unos japoneses. Ya me estaba preocupando”, bromea Davide Gualtieri. Su gol aún es un hit en YouTube. En el almuerzo también recuerda una anécdota. “Dos defensores nuestros intentaron ir a chocar a Les Ferdinand en un córner y rebotaron como contra una pared. ‘Así no, más fuerte, más fuerte’, les gritaba Ferdinand, y les mostraba los abdominales mientas gruñía como un perro. Jugando contra ese tipo de jugadores, la diferencia física es terrible”. De vuelta al auto, Gualtieri saluda a un hombre que vende artículos de cuero en un puesto cerca del centro histórico. “Es el presidente de uno de los clubes más grandes de acá”, apunta, mientras el tipo trata de sacar un buen precio por esa billetera marrón ante la desconfianza de unos turistas japoneses.
Mientras Gualtieri camina por la calle, la gente lo saluda cada 30 segundos. ¿Todo esto es por el gol? “No, no, ese era mi tío. Y anteriormente, mi papá y unos amigos. Acá nos conocemos todos”, explica. “Jugar en la selección es algo muy lindo. Lo único que me preocupa es que parecería que a los chicos de ahora les da lo mismo. A nosotros, cuando nos metían el cuarto gol, empezábamos a jugar más fuerte, como para mostrar presencia. Hoy parecería que no. Nos faltaría tener algún jugador como Bonini”.
12.45 PM, LA LEYENDA DEL MEDIO
Bonini es Massimo Bonini, el que en la Juventus de Trapattoni, corría por él y por todos los demás. Levantó la Copa de Europa, la Intercontinental contra Argentinos y muchos títulos locales. También es el mismo que capitaneaba esta selección que perdía partidos por 10-0. ¿Cómo lograr aceptar semejante dualidad? “En realidad era muy fácil. En la Juve uno se acostumbra a ganar, es lo único que sirve. Pero con San Marino, para mí significaba ir a jugar con los chicos de la cuadra, con la gente con la que me había criado, con mis amigos de toda la vida. Y vivimos cosas maravillosas, como el primer empate, ante Turquía, 0-0 en las eliminatorias del 93. ¡Qué recuerdo! Esa noche hicimos una fiesta, nos estampamos unas remeras con la leyenda ‘0-0, yo estuve ahí’. Se vivieron cosas muy emotivas, como puede ser ir a jugar a Wembley lleno, o enfrentarnos a jugadores como Stoitchkov, Platt o Gullit”, detalla.
Como explica Bonini, uno de los motivos de orgullo de San Marino radica en la pertenencia. “Si vamos a pensar que tenemos que ganar porque en el fútbol se juega para ganar, entonces no tendría sentido presentarse. Es una cuestión de números. Nosotros somos 30 mil, los otros, 60 millones. Pero lo que hacemos es jugar con corrección y con dignidad. El fútbol fue fundamental para el desarrollo turístico de nuestro país. Esto es innegable”, explica.
1.30 PM, AGENCIA DE VIAJES
Hablando de turismo, Pierluigi Benedettini tiene una agencia de viajes. La selección muchas veces organiza las cosas con él. Anteriormente, en pleno proceso de organización durante los 90, se llegaron a hacer algunos viajes muy buenos para el team spirit pero letales para las nalgas. Por ejemplo, ida y vuelta a Belgrado en micro. En la agencia de viajes de Benedettini hay una foto encuadrada. Un arquero volando que le ataja un penal a David Platt. El estadio es Wembley. El arquero es él.
“Cada uno de nosotros tiene alguna linda historia para contar de nuestra experiencia en San Marino. No es que sean todas malas, como puede parecer para quien sólo sigue el resultado. Yo puedo contar que le atajé un penal a Platt en Wembley”, dice. El partido estaba 6-0, pero eso importa poco. Benedettini es el mejor arquero de la historia de San Marino. ¿Tenía que ir al psicólogo después de cada partido? “No, no, nada de eso. De hecho, ir al arco es lo mejor que te puede pasar en San Marino. Te pelotean todo el partido y podés hacer buenas atajadas. Y por otro lado, no me gustaría estar en lugar de los defensores, que realmente tienen que sufrir el tema físico y de la marca. Para un arquero es más sencillo”, cuenta. Y como si hubiera que refrendar, entrega un dato revelador: “En las eliminatorias del Mundial 94, La Gazzetta dello Sport me incluyó en el equipo titular con los mejores puntajes, con Matthäus, Boksic y Cantona. Esa es otra de las ventajas. Te pueden hacer muchos goles pero tenés tanto trabajo que nunca bajás de 7 puntos”.
2.45 PM, CHARLA TECNICA
Los chicos de la selección Sub 17 comienzan a llegar a la cancha en Murata. Es de un césped artificial que parece verdadero, con tecnología de punta que costó cerca de 1 millón de euros. Es que como si fuera poco, cuando llega el invierno, la nieve destruye cualquier campo. Aquí en Murata también están construyendo la nueva sede la FSGC. Benito Ballato, que supervisa los trabajos, muestra encantado un moderno bloque que parece destinado a terminar fotografiado en los libros de arquitectura. El dinero que proviene de la FIFA, si bien no alcanza como para profesionalizar la liga, al menos sirve para poder hacer algunas de estas obras. Los chicos de la Sub 17 van llegando de a poco, casi todos en diversas motitos. Aquí el PBI per cápita está entre los más altos de Europa. “En los años 50, cuando muchos ciudadanos partieron hacia Argentina, aquí éramos muy pobres. Hoy, la situación es muy distinta. Cualquier familia ya tiene departamentos libres para sus hijos, sus nietos y sus bisnietos”, explica Ballato. Hay casi 10 mil departamentos vacíos, equivalentes a un tercio de la población de la república. Junto a una de las grúas que realizan los trabajos pesados de la construcción, aparece un hombre con casco amarillo y un gigantesco control desde el que mueve al monstruo mecánico. Se llama Mohammed. Quizás este operario sería titular en la selección mayor, si no fuera porque no tiene el pasaporte. "Llegué a jugar en San Marino B, que es la selección para jugadores que nunca fueron profesionales. Pero hasta allí puedo llegar", dice. Sabe que ni siquiera siendo residente tiene posibilidades de lograr la ciudadanía.
En un vestuario improvisado, a los chicos se les da una charla de motivación. “Nosotros tenemos que prepararnos y estar listos para hacer grandes partidos. Podremos perder pero nuestro plan tiene que ser mejorar en cada partido, porque en algún momento, y ya se vio, va a haber posibilidades de tener un buen resultado”, dice el técnico, sin levantar la voz. No hay arengas. No hacen falta. Es sólo un entrenamiento. Lo que sorprende es la profecía de Benedettini, sobre las “ventajas” de ser arquero en la selección más débil de Europa. En esta preselección hay como 6 números uno. Y uno que patea los tiros libres a lo Chilavert. El nivel técnico que se ve es más que aceptable. “Nuestro problema está en la parte física”, cuenta Matteo Valli, 20 años, volante ofensivo del Cesena que viene recuperándose de doble rotura de ligamentos cruzados en la rodilla. “Durante buena parte de un partido podemos hacer fuerza, pero después la energía se nos va y ahí puede venir la goleada que no queremos”, explica el juvenil. Del otro lado del alambrado, el Chila de rulitos la sigue clavando en todos los ángulos.
3.30 PM, UN DT CON CARISMA
Giampaolo Mazza es el entrenador activo de más duración en una selección europea. Se hizo cargo de San Marino en 1998 y, luego de 10 años de gestión, acumula un récord de 51 partidos jugados. Sin contar amistosos, empató uno y perdió el resto. Pero Mazza es el DT que una selección como la de San Marino necesita: simpático, locuaz, entrador, y que rápidamente deja claro que su tarea es la de desdramatizar. “Ganar no es un objetivo inmediato. Para nosotros, un resultado aceptable es hacer un gol, porque siempre es motivo de orgullo. Quizás perder, 2-1, 3-1, 4-1. Lo que no queremos acá son las goleadas. Uno de nuestros problemas contra los equipos desarrollados es el físico. Llega un momento en que no nos da. Otro problema es la desconcentración, más allá del resultado. Desconectarse quizás nos signifique sufrir cinco goles en cinco minutos”.
Mazza se interesa por saber si en la Argentina no habrá algún descendiente de sanmarinense que pueda reforzar el equipo. Mientras tanto, se arregla con lo que tiene, ya que las leyes no permiten nacionalización de ningún extranjero no descendiente. “Ojo, que nosotros cada vez estamos teniendo más tiempo al rival dentro del partido. Ya tengo como 10 partidos perdidos por un solo gol. Y muchas veces terminamos el primer tiempo 0-0. Pero debemos ser realistas y preparar a los jugadores para los momentos difíciles, que en nuestro caso es cuando estamos 5, 6 o 7 a 0”.
Y cuenta el ejemplo de la peor goleada. “Contra Alemania, 13-0, el partido no se terminaba nunca. Para ellos era el primer partido luego de perder el Mundial en casa… y creo que pensaban que estaban jugando contra Italia, que los había eliminado. Nos pasaron por arriba”.
Mazza, que ni siquiera cobra por su tarea, no se preocupa por el ránking ni tampoco pierde la motivación. “En este trabajo se viven cosas muy lindas, y por otra parte, nada me quita la satisfacción de saber que soy el técnico de la selección de mi país. Lo del ranking es circunstancial, nosotros llegamos a estar en el puesto 120. En realidad, la FIFA cambió la forma de confeccionarlo y ahora sólo por jugar contra los equipos mejor ubicados, se reciben muchos puntos”.
Con una sonrisa, Mazza desnuda que su país es víctima de un complot futbolero. “Primero, nos sacaron la regla del pase al arquero. Después, pusieron la ley del último recurso. Luego, la de los seis segundos. Y también la del offside pasivo. Antes podíamos jugar al achique. Ahora sería suicida. Todas las decisiones que toman son para que haya más goles. Y todos los goles los sufrimos nosotros”.
La curiosidad por entender su trabajo no proviene sólo de la prensa extranjera. “En los congresos de técnicos, me llevé grandes sorpresas al conocer a los grandes entrenadores del mundo. Conozco a Lippi, Eriksson, Trapattoni, Van Gaal, Camacho, Aragonés... Generalmente son ellos quienes se presentan y que tienen mucho interés por que les cuente cómo se hace para salir a la cancha con tan pocas perspectivas de triunfo”. La única victoria de San Marino fue en un amistoso contra Liechtenstein en 2004. El gol lo hizo Andy Selva.
4.30 PM, EL PROFESIONAL
Goleador histórico de la selección y único profesional del plantel, Selva juega en el Sassuolo de la Serie B italiana. “Quizás soy el único que entiende realmente el sacrificio de mis compañeros. Mientras voy a entrenar desde mi casa, ellos tienen que hacerlo después de tener un largo día de trabajo porque no tienen la suerte de que les paguen por jugar. E igual se matan. A nivel grupal, creo que estamos cerca de poder lograr un empate en algún partido de esta campaña de eliminatorias. Ya estuvimos muy cerca, contra Irlanda, si no fuera porque también los árbitros a veces se aprovechan de nosotros. Habíamos empatado faltando cuatro minutos, dieron el descuento y después hicieron jugar casi 30 segundos más hasta que nos metieron el 2-1. A nivel personal, para mí es un motivo de orgullo haber llegado a hacer siete goles a nivel de selección mayor”, cuenta. “Una de las cosas más lindas que tiene esta selección es que cuando sale a jugar de visitante, es muy respetada por el público y los jugadores rivales. En Alemania, Inglaterra o República Checa nos aplaudieron mucho. Eso nos da ganas de seguir adelante”.
5 PM, SE ME PERDIO UN JUGADORDe manera risueña y sin intenciones bélicas, hay varios grupos creados por los usuarios del sitio facebook que promueven juntar cierta cantidad de gente –algunos quieren 5 mil; otros se conforman con 300, como en la película– para invadir San Marino. Lo que quizás no sepan es que las Fuerzas Armadas de Italia entrarían inmediatamente en acción para responder ante un eventual ataque a la vecina república. A la defensa de la selección de San Marino, en cambio, no la ayuda ningún italiano cada vez que la atacan. Lo bien que vendría un Cannavaro, un Materazzi, cuanto menos un Vierchowod, retirado y todo. Sin embargo, no está la chance de nacionalizar a nadie, porque la ciudadanía sanmarinense es una de las cosas más difíciles de conseguir. “Tranquilamente podríamos agarrar cinco o seis jugadores de Serie B en Italia y con eso tendríamos un equipo mucho más competitivo, como hacen todos los demás. Pero acá la ciudadanía es un tema sagrado y es un motivo de orgullo también para nosotros. Somos los que somos y vamos a jugar contra las otras selecciones siendo los que somos”, dice Mazza.
Como los sanmarinenses no pagan impuestos, muchos pueden obtener la residencia, pero transformarse en ciudadanos puede ser un trámite de 50 años, y a veces, ni eso. No basta ni casarse con un ciudadano ni ser residente una cierta cantidad de tiempo. “No sólo no nos sobran los jugadores –cuenta Leoni–, sino que encima perdimos a uno de los que teníamos. Es increíble. Un chico que era realmente talentoso, de apellido Palazzi, tenía doble ciudadanía, con la italiana. A los 18 años tenía que confirmar la ciudadanía sanmarinense, pero se olvidó de mandar la carta. Increíble. Ahora, su caso está en estudio en el parlamento, pero aquí las instituciones se toman su tiempo en evaluar bien algo así. No hay atajos ni conocidos para apurar el trámite”. ¿Cuánto puede llegar a ser mucho tiempo? Responde Mazza. “No sabemos, quizás logre que le den el pasaporte para el 2020”.
Antes de partir, se confirma que Manuel Marani, el segunda punta del equipo, no llega a tiempo para la entrevista. Marani, como casi todos los compañeros del equipo, está en su trabajo. Quizás lo veamos en el camino de vuelta a Italia. “El trabaja haciendo tareas de mantenimiento en la vía pública, como repavimentación y bacheo. Pero tenemos una ventaja. A los jugadores que trabajan para el estado, nos los dan cinco días antes de los partidos”, se sincera Leoni.
6.15 PM, VIDEOS Y DESPEDIDA
El último micro del día rumbo a Italia vuelve a estar lleno de los turistas que fueron a comprar y de las rusas que fueron a venderles. El día llegó a su fin. El viaje de vuelta sirve para hojear el fixture de las próximas eliminatorias al Mundial de Sudáfrica. Los muchachos de San Marino comienzan el 10 de septiembre contra Polonia, por el Grupo C, que también integran República Checa, Eslovaquia, Eslovenia e Irlanda del Norte. Arrancarán sin hacer amistosos previos. Mazza contó que todavía estaban esperando que los videos del rival lleguen desde la Federación Polaca. ¿No es un poco utópico pedirles eso a los rivales? Su respuesta, sonriente pero sin bromear, fue clara: “No, si somos San Marino. En lo posible nos dan una mano, si total saben que perdemos siempre. Aunque para algunos rivales, no golearnos también puede ser un papelón”.
Pero al menos, en competencia y aunque se coman algunas goleadas, ya no serán los últimos del ranking de la FIFA. Hasta las más grandes derrotas conllevan pequeñas satisfacciones. Y en esa búsqueda por sonreír a pesar de todo, a la selección de San Marino no le gana nadie.